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El sábado 14 de mayo, a exactamente un año de la elección de las y los convencionales, fueron despachadas por el Pleno de la Convención Constitucional las últimas normas que integrarán el texto borrador. Con esto se da por finalizada la etapa más importante del proceso, en la cual se definió todo lo que contendrá la nueva Constitución. La propuesta puede descargarse como un documento, e incluso se grabó como un audiolibro, ¡Te invitamos a conocerla!

Entonces, ¿ya está lista? No, todavía queda trabajo por hacer, por lo que se han formado tres nuevas comisiones que trabajarán a toda máquina las próximas semanas para lograr un texto coherente y una transición efectiva y responsable hacia un nuevo país.

La Comisión de Armonización es una instancia muy técnica, compuesta por 40 convencionales que en su gran mayoría son abogad@s, y que está encargada de darle coherencia interna al texto. Es importante recordar que el texto constitucional se ha ido armando por segmentos, por diferentes comisiones, en varias votaciones, y con idas y vueltas en las normas, por lo que en este momento puede parecer algo largo e incluso confuso. 

Armonizar significa ordenar y mejorar el texto, y el trabajo incluye hacer correcciones ortográficas y gramáticales, velar por que todas las normas estén escritas en un estilo similar, definir un índice, ordenar los artículos de acuerdo a este, e incluso detectar repeticiones, redundancias o posibles contradicciones entre artículos, de manera de poder subsanar dichos errores. Por lo mismo, es muy probable que el texto sea más corto de lo que actualmente conocemos. Lo único que no puede hacer la Comisión de Armonización es alterar el “espíritu” de las normas, solo mejorar su escritura para lograr que su interpretación sea unívoca.

La Comisión de Normas Transitorias, por otro lado, es una instancia compuesta por 33 convencionales que, como su nombre lo indica, está encargada de redactar las normas transitorias de la nueva Constitución. Estas son muy importantes para que la aplicación de un nuevo ordenamiento jurídico sea gradual y progresivo, permitiendo la gobernanza mientras se crean las nuevas instituciones, dándole mayor estabilidad al sistema y legitimidad. Esta comisión debe hacerse preguntas que tienen un fuerte carácter político, por ejemplo ¿la reelegibilidad del presidente aplicará con el gobierno actual o desde el siguiente? ¿Cuándo comenzará a regir la Cámara de las Regiones y se disolverá el Senado? ¿Cuándo se comenzará a exigir paridad en los sistemas de justicia?

También es necesario recordar que, si bien la Constitución establece un catálogo de derechos, es la ley la que determina las formas en que estos derechos se garantizan, y muchas de las leyes actuales probablemente se contradicen o no responden a la nueva Constitución. Derogar estas leyes de la noche a la mañana supondría un grave problema para la institucionalidad, por lo que también se deben definir plazos o hitos que marquen su fin. Así, todo lo que se plasme en este último capítulo será para preservar el orden mientras se realizan los cambios pertinentes, lo que podría tomar varios años.

Por último, la Comisión de Preámbulo es un espacio más pequeño compuesto por 15 convencionales, cuya misión es escribir el preámbulo de la nueva Constitución, un escrito no vinculante que normalmente se redacta como introducción a un texto jurídico. Muchas veces explica los motivos de este texto, mientras que en otros es una declaración de intenciones o un texto que intenta dar fuerza a las ideas principales del texto. En esencia, un preámbulo constitucional declara de dónde venimos, qué estamos haciendo y qué queremos hacer.

Si bien no siempre es relevante, normativamente hablando, un preámbulo bien hecho puede convertirse en una potente herramienta política. Por ejemplo, la Constitución de Estados Unidos mantiene su preámbulo desde 1787, que comienza con el famoso “We the people of the United States” (Nosotros el pueblo de Estados Unidos), frase que es constantemente repetidamente en la política estadounidense para remarcar que el poder constituido viene del pueblo. Otro preámbulo interesante está en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que expone las razones históricas después de la Segunda Guerra Mundial que llevaron a los Estados a entender la importancia de proteger estos derechos.

Los 61 convencionales que quedan no descansarán tampoco. Mientras las comisiones trabajan, las y los constituyentes restantes se desplegarán por el país para contar, en los territorios, sobre el borrador constitucional. Así, se recuperarán las semanas territoriales que por el apremio del tiempo no se han podido realizar. Además, las comisiones deberán presentar su trabajo al Pleno, donde, como siempre, todo deberá obtener dos tercios de aprobación. ¡Estamos en la recta final, por lo que debemos poner más atención que nunca!